jueves, 6 de enero de 2011

CEL, balance económico de seis meses










CEL.

Al comienzo de la ya famosa crisis económica con la que convivimos como algo normal, por que sea justa o no debemos seguir adelante y todo por costumbre acaba convirtiéndose en corriente. No fueron igual los acontecimientos en los inicios de la crisis caracterizada por despidos masivos de millones de trabajadores. Por la novedad de estos sucesos se hizo un llamamiento al alzamiento.
Un levantamiento pacifico que muchos secundamos nacido de forma espontanea con una pretensión casi clínica, algo así como si la crisis hubiera sido una enfermedad que reducía a los trabajadores al paro, a la frustración, al miedo, a la miseria, y donde el intentar o reinventar nuevas vías de supervivencia se hizo tan necesario como un antídoto.
Yo participe entusiasmado de esa sensación que debe tener un cirujano cuando sana.
Nunca vi tanta esperanza y alegría los primeros días de la crisis, en las asambleas de parados, en diferentes organizaciones sociales... parecía que renacería el germen vital para derribar las torres del capitalismo que nuevamente se reconstruían.
Por la envergadura tan brutal del escenario en el que nos desenvolvíamos, y con los remedios que aplicamos los trabajadores, tales como crear por nuestra cuenta cooperativas, comunas, etc.
Por falta de iniciativa, experiencia, capital, fracasaron en su mayoría, o quedaban en quimeras irrealizables.
Todo ese espíritu de lucha fue aletargándose, permitiendo a que viniera el antídoto del capitalismo que era el único que tomaba la iniciativa con sus infinitos medios de control.
La herramienta utilizada por el capitalista en la operación crisis consistía en lanzar por primera vez de forma global por todo el mundo a millones de personas al desempleo con el fin de dominar todos los recursos sin oposición.
Difícilmente podía defenderse de semejante ofensiva una clase obrera desmotivada, poco organizada, apática, y mal equipada con las ayudas sociales.
El desastre se anunciaba sin darnos cuenta.
Incluso el gobierno parecía tan sorprendido como todo el mundo en los primeros meses. Errático se sucedían desde los despachos ordenes y contra ordenes lanzadas por ministros y funcionarios histéricos. Finalmente el gobierno tomo la iniciativa y las ordenes ya iban en una sola dirección: respaldo al capitalismo, el FMI y demás entidades financieras, triturando a una clase trabajadora que desde sus barrios donde se organizaban en las asambleas de parados ya se daban por perdidos.
Cada cual aguantaba su vela como podía sin pretensiones de nada, la esperanza de un cambio de rumbo en la sociedad estaba aniquilada. Toda esperanza residía a que a medio largo plazo encontrar algo de trabajo.
Yo por mi cuenta seguí con esa aspiración de aquellos primeros días, y comence a trabajar aquella tierras olvidadas de todos, infravaloradas y despreciadas.
Cuando inicie este proyecto llamado CEL, Comuna Ecológica Agraria Libertaria, no era consciente del tamaño en de la aventura en la que me embarcaba.
Frente a mi se encontraban amontonadas más de 3600 metros cuadrados de tierra en estado de abandono que había que volver a hacer fértiles.
Carecía de dinero, experiencia y todo lo necesario para aguantar más de un mes.
Pocos creían que fuera capaz de cosechar algo. Yo era el primero que dudaba por mi total inexperiencia, pero también sentía algo que los que esperan en el cerco del paro no tienen.
Tenía algo que hacer , algo que demostrar y orgullo por mi mismo.
Han pasado medio año y todo aquello siguen en pie, habiendo superado en volumen de kilos toda posible previsión.
Nunca a tan pocas plantas alguien le debió agradecer tanto.
Debo agradecer a menos de 20 matas de calabacines, 30 de pimientos, 30 de berenjenas, boniatos ect, es decir lo que pude plantar con 80 euros haber aguantado medio año partiendo.
Cuando empece privado del paro, subsidios, de empleo disponía de un capital de 400 euros que fue directamente para maquinaria, plantel, agua, gasolina y como he dicho carecía de experiencia ya que nunca había plantado nada.
Sin duda cualquiera podía prever el desastre, pero antes de quedarme de brazos cruzados preferí luchar.
Han pasado seis meses.
Las privaciones materiales, incluso físicas a las que me he sometido han sido clave para la supervivencia de todo aquello, y lo considero poco esfuerzo y sacrificio con tal de participar en un alzamiento contra un sistema que para mi es infinitamente perverso.
Por una parte me ha excluido como a millones de seres humanos que no encontramos trabajo al acceso a los recursos , y por otra parte debido a la maldad que tiene el capital, al daño causado a millones de personas, lo rechazo de pleno.
A mi solo me toca seguir adelante e inventar mis propias alternativas y abrirlas a los demás devolviendo la ayuda que me están prestando.
Cel es ya plenamente una comuna debido a que participan numerosas personas con su aportación y donde se están volcando esfuerzos materiales, especialmente del sindicato anarquista CGT.
Quiero agradecer esta ayuda que me estáis prestando en esta lucha que es mía y vuestra, y de la que todos disfrutaremos cuando lleguemos al objetivo cercano final que es “la autogestión” y vivir de acuerdo con nuestro ideario.
Nada para puede ser tan hermoso como vivir plenamente consigo mismo y lo que se siente como cierto.

Ángel Blasco Giménez.