martes, 3 de agosto de 2010

Presentación Cel





CEL (comuna ecológica- agrícola libertaria)

Presento éstas nuevas siglas repletas de nominalismos que tienen el aroma añejo de viejos tiempos.
Recojo al divulgar éstas palabras la esencia que tiene y tuvieron de libertad y comunidad para millones de seres humanos a lo largo de nuestra extensa historia.
Éste anhelo perseguido desde el mismo momento que un hombre puso propiedad sobre un trozo de tierra, y le dijo empezando la guerra de todos contra todos: Esto es mio.
En ese instante se rompió la comunidad, la fraternidad y la libertad.
Hoy, esos hombres que revindicaron la tierra están sepultados bajo tierra, son polvo olvidado como lo fueron los destinos de sus vidas pasadas entre servidumbres sobre las eras.
En estos días, nuestra tierra del oriente Español ha sido liberada de una forma que nuestros antepasados no comprenderían, pero aprovecharían.
No ha mediado en está transformación la justicia social al grito: “ de la tierra para el que la trabaje” Si no que se ha ganado la tierra por el desprecio generado en los últimos años a la forma de vida que arrastra nuestra especie desde hace cientos de siglos: el trabajo agrícola y ganadero.
Ahora se escucha el grito : La tierra no se trabaja y es un desastre medioambiental ¿ quién la quiere?
La tierra es denostada, envenenada, quemada por una criatura humana homicida que se agiganta a nuestro alrededor conforme con las nuevas tecnologías el mundo se prepara para producir de un modo que si existiera Dios se arrodillaría y se plegaria a nuestros pies como un perro apaleado, humillado ante su creación más sublime: Nosotros.
!Pero cuidado, no todos somos sublimes!
Esa forma destructiva humana que acabo de mencionar, aprovechándose de la fuerza de producción de las nuevas técnicas y sirviéndose de los que producen ha creado un ejercito de vagos o intermediarios que arruinan nuestros campos.
Por raza, destino, filogenia, la tierra no puede estar sin el hombre, y el hombre sin la tierra.
Tras el vago intermediario que como plaga mandada por Set, dios de la muerte y el mal, ha acabado con una estirpe de campesinos, una nueva estirpe de agricultores surge de sus cenizas para ocupar el lugar que le corresponde en la sociedad al productor libre, dignificando a la humanidad con el sudor de su frente que alza orgullosa frente al vago capitalista.
Un campesino libre de yugo asoma por las verdeas de sus lindes y sensible mira en torno suyo comprendiendo a las otras especies con la que siempre ha convivido.
Labora viendo al conejo brincar por sus campos seguido de cerca por la mirada del azor, ve a la hormiga meterse en la amarillenta flor del calabacin saltando por encima del caracol, siente el zumbido de la abeja, y escucha a la rana y al sapo croar monótono mientras se zambulle asustadizo en las aguas verdes oscuras de las acequias Valencianas.
Pero éste campesino libertario debe luchar por su libertad, se encuentra rodeado por el antagonista de este proyecto: el intermediario, los supermercados, el capitalista, las grandes corporaciones química- agrícolas latifundistas, que tiene determinación de destruir las necesidades humanas de autosuficiencia, libertad, salud, trabajo, medio ambiente y justicia.
La vida comunal y fraternal en Castellón es casi inexistente, y sin ella hay carencia de lo mejor del ser humano.
Por la necesidad de organizar la lucha y los valores de libertad, igualdad y fraternidad nace CEL, Comuna Ecológica-agrícola Llibertària.
Nuestro enemigo directo en la autogestión agrícola ( a la que específicamente me estoy dedicando en la primera parte del desarrollo del proyecto) es el intermediario o el vago que se ha multiplicado por las modernas formas de producción donde se necesitan pocas personas para producir.
La existencia de está plaga ahoga tanto a consumidores como a productores.
Todo lo contrario ocurre con los vagos multiplicados, como en el milagro de los panes y peces, por los profetas de la economía financiera.
Se pasean los intermediarios plácidamente con camisa nueva bajo el sol que les protege y abriga. Van brindando impúdicamente sin vergüenza por calles y terrazas un hurra a la vida, mientras manos encallecida, lomos ennegrecidos por el sol encuentran un sino trágico en sus vidas .
Todos odiamos esta maquiavélica dialéctica de la vida de pobres y ricos, de opresores y oprimidos, de trabajadores y vagos, pero henos aquí luchando como podemos a los que en este instante nos toca vivir y padecer el trago amargo de lo que siempre ha sido el mundo.
Cada organismo actuará con una lucidez diferente ante esta comedia: habrá mentes que dirán me da todo igual y se resignarán a vegetar bajo la sombra de las uralitas de las fabricas hasta jubilarse.
Los habrá que se adaptarán al sistema favoreciéndose todo lo posible y tratarán a codazos por encima de los demás, con uñas y dientes de ser un vago más. Los habrá que no lo conseguirán y se frustrarán, y de los que lo conseguirán y lo celebrarán todos los días. Estarán los románticos sensibles que enloquezcan ante tanta injusticia. Los pasionales pesimistas que se pondrán un estilete en la garganta y decidan no ser. Y los habrá utópicos quijotescos que creyendo que el ser humano se puede emancipar realizarán proyectos de autogestión y comunal como CEL.l
Una comunidad que se apoya mutuamente, convive en paz e igualdad repudiando la violencia hacia su especie y hacia otras es un instinto desarrollado en el hombre.
Es tan vital y poderoso como el mismo instinto extrañamente antagónico de ser un lobo para el hombre, de lanzarse a la lucha por la vida darwineando en una guerra de gladiadores contra cada uno de sus semejantes.
Esa dualidad es difícil de integrar, cada cual hará de su interpretación el camino de su vida.
La Comunidad ecológico agrícola de la que soy miembro, como teología ante la vida prefiere quitarse los colmillos, la piel de lobo y trabajar la tierra como hicieron sus ancestros: con sensibilidad hacia la siembra, la naturaleza y sus frutos, tratados como dones a los que se debe respetar.

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