lunes, 14 de noviembre de 2016

Las cuatro estaciones de Colmillo Lácteo

Las cuatro estaciones de Colmillo Lácteo







Os he enseñado una palabra, una sola palabra animales y plantas mías, en estas cuatro estaciones ya, en las cuales vivimos juntos sin que se haya producido ningún cambio.
Maldición.
Esta es la palabra que os he enseñado, por ser la más mencionada en este valle seco y ruin, animales y plantas mías.
Como un eco que trae el viento desatado de poniente, se mete por doquier, hasta en el alma.
Maldición.
Oh espíritu santo,  en ella se menciona el pasado  y el porvenir de este lugar, y todo el desprecio al esfuerzo de que hace gala este pueblo vengativo y holgazán.
Maldición.
Maldición, maldición, maldición,  animales  y plantas mías, es la palabra más repetida, más insistentes, más desgastada, por tanto empleada en este valle repleto de populacho ruin.
Y cada vez que escucho esa palabra, lloro mirando vuestros ojos de fieras mansas, y vuestras hojas amarillas, animales y plantas mías.
Lloro la larga tregua de paz que nos han concedido.
 Una paz vigilada, una paz llena de amenazas que desgasta, una paz  de castigos velados, peor que una rápida hoguera donde nos asaran, animales  y plantas mías, que hemos venido a este seco y duro valle a ser alimento.

La tregua  dura ya cuatro estaciones,  como toda tregua, es consecuencia de una guerra.
Por eso os digo, que una sola palabra empleada al levantar la cabeza y observar  el cielo seco,  o ver pasar, la sombra errante del poder de un policía, juez, funcionario, sacerdote, o vecino, no es suficiente para doblegarnos.
Os anuncio animales y plantas mías, que ha de venir el día del baile, después de la cosecha de otoño, cuando nieve.
El tiempo de cambio,
 el cambio de tiempo,
existirá como la primavera después del invierno.
Ahora todo es uno.
Invierno, primavera, otoño, verano.


Pero las cosas que se han unido, como el grano y la paja, han de separarse para que vivan.
Y vuestro deseo, vuestro deseo de libertad, animales y plantas mías,  llegará el día que vuelva a nevar, animales  y plantas mías.
Pues unos sois perros de la nieve, y las otras en noviembre plantas del invierno. Necesitáis la escarcha en vuestras hojas, y los copos de nieve en vuestros lomos.
Esta es la nueva palabra que os quiero hoy enseñar, cuando las cuatro estaciones son siempre igual en este duro y seco valle, es:
Aguantar.
Angelillo de Uixó.


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