miércoles, 17 de mayo de 2017

Los animalitos de la exclusión




Escena primera.
Salón de una casa de un agricultor. Aparatos de labranza artesanal en las esquinas. surtido de capazos, cajones con cebollas y patatas, azadas junto las estanterías. En el suelo, planteles  que aún alfombran el piso esperando ser transplantados. El sol , se cuela tibio por el ventanuco en mayo. Cantos de pájaros. Una carretilla con un saco en el centro del salón. La figura de un agricultor deambula por el salón haciendo revisión de lo que necesita para iniciar su labor en su nuevo terruño que llega casi hasta el salón. Junto la pared de la casa, un bancal seco  se extiende mirando al barrio de texas y otra casetucha. polvoriento y árido paisaje de algarrobos. En la radio están reunidas las voces de los concejales anunciando las obras municipales. Inauguración de un nuevo banco pintado, está vez con un botijo con el logo de facsa  para simbolizar que una empresa privada es la mejor gestora de los recursos naturales. En los otros bancos del paseo, en blanco, pero con un cartel según el concejal de cultura que pone:
  pronto el sol y el aire.
Jornada de intensidad cultural , con actuaciones en la calle sobre el tema del agua. se pide participación ciudadana para asegurar el éxito del evento.
El agricultor ajeno a la noticia, levanta acto de defunción de su antigua y fértil huerta, asesinada al secar la charca. un hilo de agua corre del cadáver.
Bajo el saco, fauna de la charca agonizantes de San José,  intenta escapar atrapada entre cuatro paredes de hojalata de la carretilla. Del saco saltan ranas, peces, caracolas, culebras... atrapadas en los limos verdes que como un red cubre con su tela el retablo ibérico de su extinción.
La función empieza en el huerto de este agricultor, entre el maíz, crucificado entre las cañas el espantapájaros, un fantoche cuya cabeza es una calabaza llena de paja  cubierta por un sombrero, camisa que tapa una almohada, los brazos, formados ramas de la que salen de las muñecas con más paja, al igual que de sus pantalones de pana atados con una cuerda de los que también sale paja. Se descrucifica el fantoche espantapájaros tocando la flauta  y anunciando la actuación en la charca.
Entonación de su voz de ultratumba poética esperpéntica:
El  agua está quieta en la cultura dentro de una castañuela.
La están buscando en la calle los actores haciendo sonar sus remanso en las escaleras.
Voces de cañas y nubes silban dulces melodías que atraen a la gente que acude con árboles entre algodones.
Una mujer desnuda hace del agua agitando sus pechos.
Danza llena de amor y ternura
La flora y la fauna del agua tiembla martirizada en tierra.
Bajo las algas secas se enredan las culebras del agua entre las hierbas.
En las piedras luchan las colas de los peces su última batalla.
Bajo la corteza se disecan las caracolas.
Escena segunda.
El limo verde, para retener la humedad, es colocado por el agricultor entre los tallos de las tomateras que se enredan como una serpiente entra las cañas trepando en el bancal del secano.
Las avispas atraídas por el olor orgánico de los limos bajan a devorarlo.
En un bote de vuelta a la charca es llevada una culebra, parte de la fauna atrapada por el agricultor, para ser liberada. Las cabezas reclinadas desde el puente de San José meditan sobre el paisaje. Un breve destello de espejo formado por un dedo de agua como un ojo que llora rodeado de verdes limos de muerte refleja a dos jubilados.
Mira Mariano, la charca se está secando.
Habrán pinchado la tela Agustín, para que el agua se vaya y no nos piquen los mosquitos.
Pues muy bien que han hecho Mariano.
El agricultor pasa bajo las cráneos y se sitúa en el centro de los arcos.
allí se produce la despedida y liberación de estos animalitos de la exclusión.

aquí te dejo Eva, no se si te libero o te encarcelo. aquí te rapté sin darme cuenta. hemos pasado la noche juntos. No es la primera vez que duermo con una serpiente.  ya sabes donde vivo.
Inclinando el bote,  Eva se desliza sinuosa resbalando lentamente por las paredes, disfrutando con su contoneo, se va metiendo poco a poco entre la densa agua espesa por los limos. EL agricultor se va, pero antes nota como vuelve a salir la cabeza de Eva, que se queda mirándolo.
Entre los limos se sujeta la cabeza de Eva con el cuerpo sumergido, escuchando el eco de los pasos del agricultor, las voces de la gente que se asoma por el puente.
Ruido de coches, ladridos de perros, maullidos de gato, música de altavoces, voces de niños, petardos, cohetes....
La escena se va cerrando entre un zumbido de moscas que bajan al charco.
Angelillo de Uixó.
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