jueves, 4 de mayo de 2017

Retablo de exclusión, acto III, la alcaldesa rana





Reunidas las ranas en las rocas de la charca bajo el puente de San José. Miraron con preocupación su extinción anunciada en un vals  de moscas que bajaban a los verdes limos que formaban una capa entre liquida y sólida entre agua y  grava. Fueron aconsejadas, no se sabe si bien o mal , por una agricultor ecológico que hundió la rueda de su carretilla con garrafas para su huerta. Al ver a las ranas en silencio, y compartiendo igual preocupación, pues tras las ranas iban a extinguirse sus cebollas, y tras sus cebollas, él mismo, así les dijo sentándose junto a ellas en una piedra del otro lado de la charca al que cruzó sin mojarse los pies:
Hermanas ranas, ¿ por qué no elegís entre vosotras una alcaldesa para que venga al pleno conmigo y pueda mediar con las instituciones ?
Las ranas empezaron a croar entusiasmadas ante este gran consejo. Deliberaron entre ellas para ver cual sería la elegida. Ganó la más bellas de las ranas, y la que mejor croaba. Se subió a la palma del agricultor que fue hasta su huerta. Allí arrancó cebollas y lechugas mitiéndolas con la rana en una cesta.
Acudió al pleno que ese día deliberaba un gran concurso, premiado con hasta 30.000 euros al que hiciera un parque sobre un parking subterréno.
Allí unos   y otros daban gritos de alegría entusiasmados con su proyecto de ciudad mangantes.
Al entrar el agricultor con su cesta todos lo miraron con desgana.
Este sacó su rana de la cesta y le dio un beso en los labios y se transformó en Nícolas Maduro que empezó a gritar a las autoridades:
Imperialistas, burguesitos, fascistas.
Los reunidos aludidos se tiraron de los pelos, se empujaron y se lanzaron desde las ventanas. Otros se escondieron bajo sus asientos.
Para que de todo aquello quedará constancia y no se perdiera en el olvido salió un pregón con traje y corbata a anunciar lo acontecido.
Pregón por las calles.
 hubo concurso arquitectónico en el cauce del río Belcaire antes de la crisis. Se estremecieron las opiniones hasta del más palmero del pueblo ante los tres millones de gasto, y hasta el más plebeyo, estirpe de porqueros llegado de extremadura al fértil levante a mejorarse, adivino que el concurso haría agua tras las lluvias.
al primer desbordamiento todo aquello despareció como si hubieran tirados 100 caballos del paseo. Lo que pareciera un apocalipsis fue un génesis cuando empezaron a romper los primeros huevos de ranas y peces.
Hechizo brujo de la tierra.
Después de la crisis las ranas croan agónicas ante una agua que duerme, cada vez más profunda, desapareciendo bajo ese sueño. Y consigo se van muchas cosas. El naranjal es un secano, el campo. Llega un paisaje africano donde apuestan nuevos arquitectos sobre un techo de hormigón. El proyecto ganador, un parque de chumberas y espinos.
Angelillo de Uixó

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