martes, 7 de noviembre de 2017

Pataleos en el huerto. Avalamos un hombre nuevo.









Fragmento de "el hombre-cielo" basado en relato propio de un viaje por alfondeguilla, chóvar, mi huerto, con un amigo en día anterior a esta publicación.

I.

Ignoro porque no llueve. El cielo se ha alejado de nosotros, como muchos de mis semejantes se han alejado de la tierra. Hoy el planeta que nos acoge lo observamos con pena, como una bestia vencida que nos inspira respeto moribunda entre nuestros brazos . Y en nosotros, ha nacido  un hondo temor hacia nosotros mismos, hacia el destino delirante que nos hemos reservado llevados por una razón  deshumana. Ya se escuchan las primeras voces de rodillas en la tierra arrepentidas de lo que nos depara. piden a la tierra a la que llaman gaya, que nos extermine. Han empezado a sentirse culpables. Los antiguos temores de los hombres hacia los bosques oscuros y las bestias, han desaparecido como los pantanos, muchas fuentes, y los propios bosques que albergaban esos temores. Esta naciendo un hombre nuevo, a punto de desarrollarse plenamente. Si consigue este ser formarse , lo hará sin ninguna concesión a la historia, a la moral, al pesimismo, a la compasión; alguien como yo no tendrá razón para seguir existiendo y deberá desaparecer, pues ninguna vida alejada de la prosperidad, seguridad y riqueza podrá sobrevivir. O deberá hacerlo fingiendo ser feliz entre miserables condiciones vitales en constantes revisiones formativas y seguimientos de funcionarios de la gestapo socializadora emprendedora. El destino   de muchos humanos resistentes a esas mejoras materiales , que albergan de desespiritualización de la vida,  serán calificados de inadaptados al superior cambio, al igual que especies vegetales y animales que desaparezcan. La tragedia que se cierne sobre nuestras cabezas y bosques tiene tales dimensiones,  que al lector dejamos elegir  a su gusto para describirlas en este relato entre:
de  apocalipticas , o de extinción.
Entre tanto, yo estaba preparado para servir a estos fines. Mi papel era ser humillado en el nombre del hombre nuevo. Nuestro combate era desigual. La cantidad de medios del hombre nuevo eran infinitamente superiores a los míos, donde yo, desventurado de mí, un hombre solo y que solo poseía la palabra. ! tan desvirtuada, tan libre de contenido, tan suelta por el aire como una paloma! sin que dijera ya nada a nadie, y volviera de nuevo como convertida en un bomerang contra mí. Mis edades pasaban envuelto cada vez en una soledad y distanciamiento más abismal con el resto de la sociedad ,que pasaba a toda velocidad delante mía , mientras yo me encontraba recluido en islas de robinson, en paraísos perdidos donde fabricaba mis mundos para sobrevivir. Pero esos mundos eran invadidos. No estaban tan perdidos como deseara mi irracionalidad, conductora de lo que me quedaba de existencia. El hombre nuevo allí estaba,  como una pesada sombra que me perseguía.
Una día bajando a mi huerto la encontré. Iba arrastrando la carretilla y el agua que transportaba como una bestia para regar y  observé a la escuela taller t´avalem en mis terrenos. Entonces la sombra apareció, como en esas ocasiones suela hacer.
¿ qué quieres realmente, oh sombra, nacido de hombres?- le pregunté.
La sombra arrastrándose  por el suelo me contesto enganchada a mi pierna.
Tu voluntad, tu adaptación- me respondió.
Jamás, criatura grimosa, soberbia  y banal nacida de la ciencia y la técnica. He descubierto tu secreto que te destruirá-
¿ cual? gritó la sombra.
Temes a tu padre, la gran sombra- comenté observando como fumigaban con productos tóxicos como los empleados por los nazis con los judíos sobe mi huerta la escuela taller-Hitler- añadí.
La sombra se alejo inquieta.
Entre un arbusto habló.
Eso solo retrasará al hombre nuevo.
entonces le interrogué con malicia, porque sabía que pese a que se sigue el ideal nazi, hoy se pretende que venza  con persuasión, sin violencia aparente contra los marginados, desadaptados, desplazados.
¿ cómo conseguiréis la creación de un hombre nuevo, ese ideal superior inspirado en nietzche y que tan mal entendió  hitler, y del que estáis tan alejados?
la sombra se fue y quedaron unos chicos de escuela taller pateando mi huerto porque así se lo habían mandado. El fin de ese aprendizaje era aprender a humillar y a no tener piedad. Los chicos de la escuela taller deberían llegar a ser hombres nuevos. Por eso su monitor les enseñaba a atacar un huerto ecológico de una persona que lo trabajaba sin contrato y sin ser su propietario.
Esos chicos cuando terminaran su escuela taller deberían pensar como un emprendedor o un nazi, pero nunca como un trabajador o un humanista.
La orientadora laboral del inem forjaría sus mentes para una victoria personal, resultado de toda una nación emprendedora y prospera con sus fronteras cerradas a  la pobreza y abiertas a los negocios.
cuando los estudiantes trabajadores de la escuela taller se fueron, entre yo. caminé sobre los guisante y espinacas pisadas, entre los rojos amarantos que los mayas mezclaban con la sangre de los sacrificios, caminaba sintiendo que era yo el pisado, el sacrificado. Y al sentirme pisado, humillado, me sentí compasivo, casi resucitado. Lloré por la violencia, y me reconforte entre la devastación.
Angelillo de Uixó.
la segunda parte ha sido escrito en el siguiente blog:
/2017/11/patrimonio-de-nieve-desde-alfondeguilla.html










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