Salimos del aula de jardinería.
Me ha tocado por sorteo formar pareja contigo,
a comprender lo que es la tierra.
El aire, el agua, el suelo, las hojas…
nos hablan.
Pero nuestros cuerpos callan,
casi rozándonos,
por qué nos han enseñado a vivir como plantas.
Nos dicen que arranquemos unas hierbas,
Y las metamos en bolsas de plástico.
Mi mano arranca una planta,
Pero aparecen dos juntas.
Cuyas raíces se abrazan,
mostrando su amor.
Nuestros ojos se rozan,
unos instantes al
mirarnos.
Hemos de volver al aula
A examinar su raíz, su tallo, sus hojas.
Aprendemos de forma cruel e imprecisa:
-Como es la vida en la tierra-
Y yo no sé…, si al descubrirlo gritar:
aleluya, aleluya;
O irme a un rincón a llorar espantado,
Intentado comprender, lo que es el amor:
“Dos plantas separadas y erguidas
Cuyas raíces se unen en la tierra,
Que mueren juntas al sacarlas para examinarlas.
Cuando nos enseñan lo
que es el amor,
aprendemos que tienen tallo, raíz , hojas y flor.
Aleluya, aleluya”
Ahora sé todo lo que
necesito saber,
tras coger dos
plantas contigo.
que toda vida en la tierra,
acaba exclamando un
triste y enamorado:
Aleluya. Aleluya.
( Poesía leída en en el
taller-empleo de jardinería d ela horteta Vall d Uixó por motivo de una
exposición didáctica de clase).
Cuando terminé de leer mi poema hubo un par de aplausos desacompasados que sonaron
fríos y extraños. la profesora sin decir nada apagó la música algo extrañada
con la exposición. Aún sonaban los
últimos acordes del preludio de Chopen. Le había pedido a la profesora si me
hacía el favor de buscarlo por internet esta canción para acompañar mi
exposición sobre la raíz, el tallo, la flor y las hojas. Escuché, o me pareció
escuchar la voz de dos ángeles que estaban a punto de echar a volar. Eran mis dos
compañeras que sujetan la cartulina que contenía la explicación de la textura
de un tronco de algarrobo, la clasificación de sus hojas, así como contenía
pegado con celo un hermoso ejemplar de
tallo con flores de diente de león, y otro de un tipo de malva que habíamos mutilado para
comprender su anatomía. Varios compañeros nos hacían fotos y la profesora
tomaba notas sobre nuestro trabajo. No parecía muy convencida con la
explicación, parecía algo decepcionada, quizás esperaba algo más de nosotros,
por lo que tuve que hacer un inciso, ya que yo había sido el elegido para
hablar en la exposición del trabajo y guardaba los resúmenes así como los datos
elaborados por todos.
Comenté con calma:
Seguramente me haya adelantado en la exposición, es más de
primavera y estamos en pleno invierno.
Saqué unas hojas de papel.
Tengo aquí un pequeño
resumen.
Empecé así:
Salida a la senda de Quistel.
Junto la fuente y los letreros que indican este interesante paraje, nos hemos adentrado
en el interior de esta senda recogiendo muestras vegetales. Lo primero como
investigadores de la raíz nos hemos
preguntado qué tipo de raíz necesitamos. En principio cualquiera, pero que reúna
las siguientes características:
salir entera, hasta
la cofia, ser fácil de transportar y estudiar. En un montículo de hojas
descompuestas hemos seleccionado una adventicia. Su elección ha sido perfecta
saliendo entera, incluso en nuestra
muestra al extraerla ha sido arrancada otra de su misma especie de raíz, cuyas
raíces estaban fatalmente entrelazadas.
Mostrando el ejemplar al auditorio:
Camaradas, compañeros, profesora… si se acercan a la mesa podrán
comprobar su raíz pivotante, los pelos adsorbentes a media pulgada de distancia
de la cofia en dirección al tallo, las raíces secundarias….
La explicación se fue prologando, dos gorriones volaron
sobre el tejado del taller de empleo persiguiéndose uno a otro como en un
combate aéreo, cuando se cruzó mi mirada con la de ella exclamando entre las
flores muertas de la exposición
un triste y enamorado:
Aleluya. Aleluya.
Angelillo de Uixó.-
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