viernes, 15 de septiembre de 2017

Urbanismo expansivo, villas y paisajes víricos.



Tranquilidad de nuevo para Alberto en casa. Sale a la montaña con su coche. Lucía le despide cariñosa en pijama, con una sonrisa pícara.
Se te olvida Alberto.
 le entrega el almuerzo y la comida.
Alberto le devuelve la sonrisa, sus ojos brillan fríos felices al arrancar el coche. Enciende las luces y el motor. Su vecino hace lo mismo en el otro lado de la acera. Se levantan las manos mutuamente para saludarse, y se alejan en direcciones opuestas por las calles de vall d´uixó aún dormidas. El sol todavía no ha salido, faltará media hora para que lo haga, a las 7,45 A.M. Las montañas están en penumbra, pero el primer claror que precede al amanecer se vislumbra entre las tinieblas.
Alberto para el motor.  Sale. Cierra la puerta.  Siente el viento cálido de la mañana en septiembre. Una acera en medio de la nada se adentra por las montañas. farolas apagadas. Montones de tierra removida, piedras colosales esparcidas. Un enorme espacio vacío donde antes hubo algo. Se adentra alberto por el espacio hasta llegar a una inmensa maquina excavadora. Abre la compuerta, la cierra herméticamente. Introduce una llave y un pin. arranca un motor enorme que produce un vertiginoso ruido. Una columna de humo negro del gasóleo sobrevuela un par de metros. Cinco minutos calentando el motor y se escucha el sonido de las cadenas de la maquina avanzando por la montaña cuesta arriba. Alberto contempla las paredes de Aigualit, 20.000 siglos de historia las forjaron hasta ese momento en que Alberto las va a cortar. Detiene la maquina frente a una pared calcárea. A su izquierda en el asiento sobresale una palanca negra que presiona. Acelera con el pie y el enorme brazo parecido al aguijón de un ciempiés se mueve con su enorme punzón metálico. Detiene la palanca y tantea el punto de fricción. Una grieta del jurásico. Un suave movimiento de la mano y el punzón se introduce en ella con gran estruendo haciendo saltar por los aires toda aquella época que va directa al barranco.
2017 AC.
Vuelva a la casilla de partida a antes de la crisis. Tiempo perdido sobre todo para los trabajadores, y dentro de este conjunto , a los que perdieron su trabajo, los que fueron desahuciados, los que se quedaron en la cuneta, los que se quitaron la vida  por no verse en tan asquerosas condiciones de vida. Todos ellos no son nada ya. Forman parte de un proceso de la historia. Como lo que les paso a los dinosaurios, que un buen día se extinguieron. Nadie ha ganado ni ha perdido con la  crisis. Unos se han adaptado y otros, sencillamente no, y así les ha ido. Habrá algún gilipollas que se lo crea.
A las ocho llegan un par de coches a Aigualit. Uno particular y otro de  empresa. Salen un par de personas que se saludan con un tímido buenos días.
Rafa, albañil oficial de primera y encargado. cincuenta años, de vall´d uixo. con más de treinta años cotizados a sus espaldas. Sufrió dos años de paro, y varios cotizando cuatro horas trabajando nueve a cinco euros la hora. Todo esto ocurrió desde el 2008 al 2017. Ahora ha vuelto al tajo cotizando ocho horas y cobrando siete euros hora. Es su primer día en la montaña de Aigualit.
mira Rafa- le entrega los planos Alejandro, el aparejador , 28 años, su primer empleo en la vida a seis euros la hora.
Rafa observa apoyando el plano sobre su coche. pasa el dedo asombrado por el plano.
1,2,3,4 cuartos de baño.
ocho dormitorios, piscina interior, plaza de toros, tres salones. ¿ de verdad esto es una casa particular?
El aparejador colocándose el casco blanco asiente con la cabeza.
Llega una furgoneta , entra pitando.
¿ es aquí aigualit? pregunta el conductor, un peruano.
¿ sois los de la ett? pregunta Alejandro.
Si- responde un hombre de rostro huesudo y curtido.
¿ cuanto sois? pregunta el aparejador.
10- responde el conductor.
bajar- ordena el aparejador.
El disco  solar empieza a brillar dorado sobre las lomas de Aigualit.
de la furgoneta bajan unos hombres bajitos, morenos, huesudos, con aspecto de albergar sobre sus pieles mala fortuna. son dirigidos en silencio. camina con la cabeza gacha mientras los colores del alba se filtran entre sus ropas sucias y desgastadas.
allí en Aigualit, tallará el cincel de una maquina como antaño lo hizo el cantero, un hogar monumental dedicado a la ostentación. Allí, entre los símbolos de pureza del almendro y el olivo , donde anidaron las tórtolas, tendrán su hogar las élites privilegiadas de las grandes estafas, del clientelismo capitalista. La burguesía nacional necesita aire puro. Salir de la urbe, del estrés, del vicio.  El capitalista, incluso el de más bajo rango, el que no tiene empresas ni riesgos, como un juez, incluso un  funcionario, quieren vivir en el campo. Cuando más alto mejor, como una anacoreta, pero con todos los servicios y pecados a sus alcance. Vall d Uixo, ciudad de servicios, corruptos y pecados, se lo puede ofrecer incluso a un diputado. Para todo esto hay que hacer carreteras. Y para hacer carreteras  en montañas rocosas, hay que tirar dinamita. También es necesario hacer alcantarillados que lleven las aguas fecales al río. Y del río a los acuíferos. Todo estos disparates tiene su resultado visible y palpable. Unas casas de cristales asalmonados en medio de una montaña demolida y cuyos colores cambian virtualmente  según incida el sol, compitiendo sus decoraciones con la del ocaso tras las montañas. Las gentes del valle cuando caminan por la ribera del Belcaire, y observan las casas se asombran, y exclaman:
 que bien viven los ricos
cuando les cuentan que en esas mansiones, muchas tienen piscinas interiores, o plazas de toros privadas, sueltan un sano olé.
EL que los ricos vivan bien no le molesta a  nadie, ni siquiera a los de izquierda , que solo les falta decir algo que estoy seguro no tardará en decir Pedro Sanchez en el hormiguero:
 yo también quiero ser rico.
Flota en el aire de todos los lados, incluso en el oscuro lado de los pobres, esta lamentable expresión, que debía aparejar condena el expresarla públicamente siendo pobre. Desgraciadamente se ha perdido el decoro, el dogma, los principios. Aigualit es un símbolo del declive espiritual.   Si entre la civilización aborigen íbera, esta montaña fue sagrada. Y su nieve era símbolo de la pureza, de tal modo que solo podían subir a ella 12 doncellas vírgenes con una ostra que enterraban en la nieve para preservar su castidad.  y no solo podemos hablar remontándonos en la historia,  sino que en la actualidad  , su nombre está escrito en el callejero de vall d´uixo, y el centro de estudios valleros lleva también nombre. Sin embargo, esto no ha servido, como el recuerdo de las ostras íberas, para que la gente que vive a solo doscientos metros del arranque de esta montaña se identifique con ella. Su destrucción por motivos urbanísticos fue otro símbolo, contemporáneo, por lo tanto no afecto  al espíritu, sino a la conciencia. con el desarrolismo  local cualquier imbécil a principios del año 2.000 se hacia rico. Se forma como las nubes que se junta para acumular agua cuando estallan, una burbuja. Esta amparo lo más bajo de la raza humana, el empresario tradicional local, es decir un cafre sádico, y lo novedoso en esta época, el trabajador como empresario en forma de subcontrata. No tardo esto en estallar esta monstruosidad, unos siete años después, entre el 2007 y el 2008 hizo crack todo aquel desmadre a la española. como una tormenta apocalíptica que llevamos de casi diez años sufriendo. lanzó a la miseria a toda esa chusma de drogadictos, puteros, empresarios de cuatro chavos, fascistas de clase obrera, corruptores de funcionarios, incluso algún pedofilo, seguramente  víctima en su infancia de la indiferencia del resto de compañeros de clase. pero también a muchos inocentes, muchos más qe los mencionados, porque este sistema es tan degenerado, que los inocentes se alimentan, viven de los corruptos. Desgraciadamente  no ha pasado a mejor vida este sistema, no se ha sufrido bastante en este pueblo. No se han repartido lo suficiente los castigos para que no se vuelva a repetir estos ejemplos. Esta emblemática montaña sigue siendo destruida lentamente, como un gusano un fruto sano, como un virus un cuerpo sano. Lentamente como una oruga que devora lo que encuentra a su paso, van  subiendo las maquinas por las paredes Aigualit ,  que caen como hojas dejando un inmenso cráter en el que cabe el apetito de ganancias de los empresarios, las ambiciones de los políticos, la arrogancia y el desdén por la ecología, el paisaje y el resto de ciudadanos, de las llamadas élites, que en españa como en méxico suena a corrupción y trafico de todo lo imaginable. Esto es posible por qué el rico de hoy está bien visto, y la gente es indiferente incluso a su miseria. los ecologistas locales están vinculados a partidos políticos o son comerciantes, o simplemente carecen de estrategias y robustez para enfrentarse a los poderes económicos. Incluso los hay que son ecologistas por ser algo, por encasillarse en algún grupo y no estar solos. Al fin y al cabo ser ecologista esta bien visto y no molesta a nadie, menos a algún padre.
II.
De mis enseñanzas  sobre Mahoma, Buda y Confuncio, epitafio a una montaña.
A Aigualit.
La pobreza pesaba
en tus largas cuestas
repletas de almendros y algarrobos.
Hasta que los almendros y los algarrobos,
se hicieron nubes de polvo entre las piedras.
Al subir por tus lomas,
un ejército de apisonadoras
La tierra se borro.
recibimos con cava tu muerte
Oh montaña sagrada.
Los gerentes de los bancos y los políticos.
Iban borrachos de lado a lado.
Inaugurando tus calles cantando:
"Aún no hemos terminado,
Lo haremos cuando aplanemos tu cumbre,
Oh Montaña Sagrada."
Angelillo de Uixó.

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